Si buscas inspiración a través de los finos versos de la literatura española e internacional, has llegado al lugar idóneo, aquí podrás encontrar los mejores poemas de la historia.
Bucea entre los versos más famosos de todos los tiempos para encontrar aquel que mejor te represente o te inspire, podrás encontrar opciones de todas las latitudes, desde los poetas españoles más conocidos, pasando por los iberoamericanos, hasta llegar a los de las nacionalidades más diversas.
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Los mejores poemas
Hijo de la luz y de la sombra (Miguel Hernández)
Sin duda uno de los mejores poemas de la historia, el poeta alicantino nos trae esta dulce métrica en la que expresa un amor idealizado truncado por las vicisitudes de la vida.
La riqueza de las figuras retóricas se esconde entre un halo de sencillez que transforma a Miguel Hernández en un poeta de vocación universal.
Ahora, disfruta de esta maravilla.
“Eres la noche, esposa: la noche en el instante
mayor de su potencia lunar y femenina.
Eres la medianoche: la sombra culminante
donde culmina el sueño, donde el amor culmina.
Forjado por el día, mi corazón que quema
lleva su gran pisada de sol a donde quieres,
con un solar impulso, con una luz suprema,
cumbre de las mañanas y los atardeceres.
Daré sobre tu cuerpo cuando la noche arroje
su avaricioso anhelo de imán y poderío.
Un astral sentimiento febril me sobrecoge,
incendia mi osamenta con un escalofrío.
El aire de la noche desordena tus pechos,
y desordena y vuelca los cuerpos con su choque.
Como una tempestad de enloquecidos lechos,
eclipsa las parejas, las hace un solo bloque.
La noche se ha encendido como una sorda hoguera
de llamas minerales y oscuras embestidas.
Y alrededor la sombra late como si fuera
las almas de los pozos y el vino difundidas.” (1-20)
La canción del pirata (José de Espronceda)
Sin duda uno de los poemas más conocidos de la literatura española, ha sido versionado en decenas de ocasiones por grupos de toda índole y se sigue estudiando en todas las escuelas de Barcelona hasta Guayaquil.
Espronceda nos hace una oda a libertad donde da rienda a sus pasiones propias del romanticismo que recorre cada verso de esta pegadiza poesía.
“Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela,
no corta el mar, sino vuela,
un velero bergantín;
bajel pirata que llaman
por su bravura el Temido
en todo el mar conocido
del uno al otro confín.
La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
Y allá a su frente Estambul:
-Navega, velero mío,
sin temor
que ni enemigo navío,
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.” (1-22)
Embriáguense (Charles Baudelaire)
El famoso literato francés, escribió estos atrevidos versos en los que loa las bondades de la bebida, aunque no solo, también habla de embriagarse de poesía, y con razón.
Pocos placeres mejores que consumir lentamente un buen vaso vino mientras alguien recita poesía en voz alta.
Hay que estar ebrio siempre.
Todo reside en eso: ésta es la única cuestión.
Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas,
y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso.
Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud,
como mejor les parezca,
Pero embriáguense.
Y si a veces, sobre las gradas de un palacio,
sobre la verde hierba de una zanja,
en la soledad huraña de su cuarto,
la ebriedad ya atenuada o desaparecida ustedes se despiertan pregunten al viento,
a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda,
a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es;
y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán:
“¡Es hora de embriagarse!
Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo,
¡embriáguense, embriáguense sin cesar!
De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca.
Me aclamo a ti (Vicent Andrés Estellés)
Seguramente estos sean unos de los mejores versos que se hayan escrito en la historia de la literatura, por su sonoridad, por la conexión táctil con la tierra y con la fidelidad absoluta a los valores de la tradición.
La importancia de lo simbólico cobra vida en un poema de este gran autor con voluntad de antología, quizá demasiado desconocido, pero que encandila las orejas de todo aquel que quiera escucharlo.
“Serás la levadura que sube el pan,
Serás la fe y la medalla oculta,
Serás el amor y la ferocidad,
Serás el surco y la cosecha.
Serás la llave que abra todas las puertas,
Serás la luz, la luz iluminada,
Serás confín donde la aurora empieza.
Serás trigo candeal, escalera iluminada,
Serás el pájaro y serás la bandera,
El himno fecundo del retorno de la patria.” (15-24)
20 poemas de amor y una canción desesperada XX (Pablo Neruda)
Uno de los poemas bonitos más conocidos y recitados de todos los tiempos, Neruda, que en su día ganó el premio nobel nos deja esta obra de arte traducida a más de 20 idiomas distintos.
Nos habla de los tristes finales, de lo difícil qué es dejar a parte el amor que te hizo vibrar en el pasado, como dice la propia poesía «Qué corto fue el amor, y qué largo el olvido».
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos
árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis
brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
Si te han gustado estos versos, te recomiendo que te pases por esta sección: poemas de amor.
Poemas cortos
Soneto (Juan Boscán)
Un clásico, y, al mismo tiempo, un gran exponente del conocido como siglo de oro.
En este simétrico soneto, podremos apreciar todas las bondades del renacimiento italiano que llego a nuestras tierras de la mano de dos autores: Boscán y Garcilaso.
Mueve el querer sus alas con gran fuerza
tras el loor de aquella que yo canto.
Al comenzar, levántase un espanto
tal que es peor del seso si se esfuerza.
Por otra parte, la razón me fuerza;
yo hablo, y callo, y estoy así entretanto;
esfuerzo alguna vez, y otras me espanto;
en fin, la gana de escribir refuerza.
Del mundo, bien; de nuestros tiempo, gloria,
fue nacer esta por la cual yo vivo:
enmienda fue de cuanto aquí se yerra.
Fue declarar lo natural más vivo,
fue de virtud hacer perfecta historia,
y fue juntar el cielo con la tierra.
Quisiera estar solo en el sur (Luís Cernuda)
Quién pudiera pensar que un poema tan corto sería, al mismo tiempo, un poema tan bello y capaz de expresar tantas cosas al mismo tiempo.
Una alegoría a la nostalgia y un canto al sur, un concepto complejo pero expresivo en todo tipo de latitudes, aunque en este caso se refiere a la Andalucía natal de Cernuda.
Quizá mis lentos ojos no verán más el sur
de ligeros paisajes dormidos en el aire,
con cuerpos a la sombra de ramas como flores
o huyendo en un galope de caballos furiosos.
El sur es un desierto que llora mientras canta,
y esa voz no se extingue como pájaro muerto;
hacia el mar encamina sus deseos amargos
abriendo un eco débil que vive lentamente.
En el sur tan distante quiero estar confundido.
La lluvia allí no es más que una rosa entreabierta,
su niebla misma ríe, risa blanca en el viento.
Su oscuridad, su luz son bellezas iguales.
La paz (César Vallejo)
Para los amantes de los poemas cortos pero intensos, esta pieza de César Vallejo les viene como anillo al dedo.
Más allá de su brevedad, la sonoridad que acompaña cada palabra, medida al milímetro, lo convierte en un fragmento excepcional que es capaz de condensar muchos sentimientos y realidades en una sola frase.
La paz, la avispa, el taco, las vertientes,
el muerto, los decílitros, el búho,
los lugares, la tiña, los sarcófagos, el vaso, las morenas,
el desconocimiento, la olla, el monaguillo,
las gotas, el olvido,
la potestad, los primos, los arcángeles, la aguja,
los párrocos, el ébano, el desaire,
la parte, el tipo, el estupor, el alma…
Dúctil, azafranado, externo, nítido,
portátil, viejo, trece, ensangrentado,
fotografiadas, listas, tumefactas,
conexas, largas, encintadas, pérfidas…
Ardiendo, comparando,
viviendo, enfureciéndose,
golpeando, analizando, oyendo, estremeciéndose,
muriendo, sosteniéndose, situándose, llorando…
Después, éstos, aquí,
después, encima,
quizá, mientras, detrás, tanto, tan nunca,
debajo, acaso, lejos,
siempre, aquello, mañana, cuánto,
¡cuánto!…
Lo horrible, lo suntuario, lo lentísimo,
lo augusto, lo infructuoso,
lo aciago, lo crispante, lo mojado, lo fatal.
lo todo, lo purísimo, lo lóbrego,
lo acerbo, lo satánico, lo táctil, lo profundo…
Poemas largos
Cosas del Cid (Rubén Darío)
Sin duda un largo poema digno de mención, el poeta nicaragüense Rubén Darío nos trae con su fino y cultivado estilo las batallas del Cid, un personaje de cierta valía histórica en la península ibérica que ha formado parte del imaginario colectivo castellano como constructor de una identidad nacional de la que sentirse orgulloso.
Léelo con calma, seguro que te gusta.
Cuenta Barbey, en versos que valen bien su prosa,
una hazaña del Cid, fresca como una rosa,
pura como una perla. No se oyen en la hazaña
resonar en el viento las trompetas de España,
ni el azorado moro las tiendas abandona
al ver al sol el alma de acero de Tizona.
Babieca descansando del huracán guerrero,
tranquilo pace, mientras el bravo caballero
sale a gozar del aire de la estación florida.
Ríe la Primavera, y el vuelo de la vida
abre lirios y sueños en el jardín del mundo.
Rodrigo de Vivar pasa, meditabundo,
por una senda en donde, bajo el sol glorioso,
tendiéndole la mano, le detiene un leproso.
Frente a frente, el soberbio príncipe del estrago
y la victoria, joven, bello como Santiago,
y el horror animado, la viviente carroña
que infecta los suburbios de hedor y de ponzoña.
Y al Cid tiende la mano el siniestro mendigo,
y su escarcela busca y no encuentra Rodrigo.
¡Oh, Cid, una limosna! dice el pobrecito.
Hermano,
¡te ofrezco la desnuda limosna de mi mano!
dice el Cid; y, quitando su férreo guante, extiende
la diestra al miserable, que llora y que comprende.
Tal es el sucedido que el Condestable escancia
como un vino precioso en su copa de Francia.
Quiero hacer contigo todo lo que la poesía aún no ha escrito (Elvira Sastre)
La joven poetisa Elvira Sastre, ha conseguido revolucionar el panorama de la poesía en español con un toque íntimo a la par que femenino pero que conecta con la realidad actual de una manera casi táctil.
El lenguaje en ocasiones soez pero siempre actual, le da el toque actual que diferencia este tipos de poesía de los grandes y bonitos poemas del pasado.
“Cualquiera diría al verte
que los catastrofistas fallaron:
no era el fin del mundo lo que venía,
eras tú.
Te veo venir por el pasillo
como quien camina dos centímetros por encima del aire
pensando que nadie le ve.
Entras en mi casa
-en mi vida-
con las cartas y el ombligo boca arriba,
con los brazos abiertos
como si esta noche
me ofrecieras barra libre de poesía en tu pecho,
con las manos tan llenas de tanto
que me haces sentir que es el mundo el que me toca
y no la chica más guapa del barrio.
Te sientasy lo primero que haces es avisarme:
No llevo ropa interior
pero a mi piel le viste una armadura.
Te miro
y te contesto:
Me gustan tanto los hoy
como miedo me dan los mañana.” (1-23)
De la teoría a la práctica (Javier Salvago)
Una poesía muy bonita y con una musicalidad adictiva y un tono que goza de cierta actualidad.
Nos cuenta una aventura amorosa que tiene lugar durante el viaje del protagonista, a través de los versos cortos pero concisos consigue transmitir una cierta sensación de velocidad.
Fue en la costa -quizá el primer verano
de fiebre aventurera-.
Nos conocimos en la pista
de alguna discoteca,
y luego paseamos por la playa,
bajo la luna, muy bebidos.
Recuerdo una pareja de la Guardia
Civil que nos dio el alto y un aviso.
Aquella noche se nos fue entre besos,
confidencias, miradas y caricias.
En el fondo, seguía siendo un romántico
y amaba de cintura para arriba.
Del amor solamente había tocado,
como del mar, la superficie.
Aunque podía pasar por un experto
buceador, aún era virgen.
No olvidaré su cara de sorpresa,
sobre un fondo de sábanas,
cuando por fin, casi a la amanecida,
la última noche me llevó a la cama
Poesías bonitas
Epístola satírica y censoria contra las costumbres presentes de los castellanos (Francisco de Quevedo)
En los siguientes versos podremos leer cómo Quevedo desahoga su dulce y fina ironía para ridiculizar al que en ese momento era el válido del rey, el conde duque de Olivares, con la firme intención de culparle de todos los males de la decadente España del momento.
Disfruta ahora de esta ingeniosa composición satírica.
“No he de callar por más que con el dedo,
ya tocando la boca o ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo.
¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
Hoy, sin miedo que, libre, escandalice,
puede hablar el ingenio, asegurado
de que mayor poder le atemorice.
En otros siglos pudo ser pecado
severo estudio y la verdad desnuda,
y romper el silencio el bien hablado.
Pues sepa quien lo niega, y quien lo duda,
que es lengua la verdad de Dios severo,
y la lengua de Dios nunca fue muda.
Son la verdad y Dios, Dios verdadero,
ni eternidad divina los separa,
ni de los dos alguno fue primero.” (1-18)
Rima I (Gustavo Adolfo Bécquer)
Uno de los versos más famosos del poeta por excelencia del romanticismo español, Bécquer.
Juega con las palabras para conseguir una rima vibrante que consiga emocionar los corazones de todos aquellos que aman la poesía.
“No digáis que, agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira.
Podrá no haber poetas, pero siempre
habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!
Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a do camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!
Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían,
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila,
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!” (1-36)
La carrera de Al-Hamar (José de Zorrilla)
Durante este largo poema, el literato vallisoletano, más conocido por su famosa obra hace gala de su estilo romántico, cargado de épica y con la evocación constante a paraísos lejanos.
El vocabulario ha sido finamente escogido para transmitir velocidad y fervor, de tal modo que Zorrilla puede llegar a hacer sentir al lector la sensación de estar viviendo una aventura.
“Lanzóse el fiero bruto con ímpetu salvaje
ganando a saltos locos la tierra desigual,
salvando de los brezos el áspero ramaje
a riesgo de la vida de su jinete real.
Él con entrambas manos le recogió el rendaje
hasta que el rudo belfo tocó con el pretal;
más todo en vano: ciego, gimiendo de coraje,
indómito al escape tendióse el animal.
Las matas, los vallados, las peñas, los arroyos,
las zarzas y los troncos que el viento descuajó,
los calvos pedregales, los cenagosos hoyos
que el paso de las aguas del temporal formó,
sin aflojar un punto ni tropezar incierto,
cual si escapara en circo a la carrera, abierto,
cual hoja que arrebatan los vientos del desierto,
el desbocado potro veloz atravesó.
Y matas y peñas, vallados y troncos
en rápida, loca, confusa ilusión,
del viento a los silbos, ya agudos, ya roncos,
pasaban al lado del suelto bridón.
Pasaban huyendo cual vagas quimeras
que forja el delirio, febriles, ligeras,
risueñas o torvas, mohínas o fieras,
girando, bullendo, rodando en montón.” (1-23)
Tú (Carlos Miguel Cortés)
Un poema, si breve, dos veces bueno. En este caso la definición viene como anillo al dedo, ya que en apenas dos líneas, el autor ha conseguido condensar dos elementos muy característicos de la poesía de nuestros días: la modernidad líquida y la sensación de vivir a través de la pantalla.
“Tú eres una de esas historias
que solo pasan en las películas”
Versos famosos
Diálogo entre Babieca y Rocinante (Miguel de Cervantes)
El famoso escritor español, uno de los más estudiados en la historia sin duda alguna, nos trae este diálogo entre dos personajes de su novela más famosa, Don Quijote de la Mancha.
B. ¿Cómo estáis, Rocinante, tan delgado?
R. Porque nunca se come, y se trabaja.
B. Pues, ¿qué es de la cebada y de la paja?
R. No me deja mi amo ni un bocado.
B. Andad, señor, que estáis muy mal criado,
pues vuestra lengua de asno al amo ultraja.
R. Asno se es de la cuna a la mortaja.
¿Queréislo ver? Miradlo enamorado.
B. ¿Es necedad amar? R. No es gran prudencia.
B. Metafísico estáis. R. Es que no cómo.
B. Quejaos del escudero. R. No es bastante.
¿Cómo me he de quejar en mi dolencia,
si el amo y escudero o mayordomo
son tan rocines como Rocinante?
Varios efectos del amor (Lope de Vega)
El famoso dramaturgo Lope de Vega escribió centenares de sonetos, este es uno de ellos, que se ha recordado fundamentalmente por su particular estructura formada fundamentalmente por adjetivos.
En sus líneas nos describe su visión idealizada del amor, la gran cantidad de adjetivos nos permite hacernos una mejor idea de lo que para él significan.
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso.
Huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño:
esto es amor; quien lo probó, lo sabe.
Miré los muros de la patria mía (Francisco de Quevedo)
Magnífico soneto preámbulo del nacionalismo que vendrá más adelante, se trata de un alegato patriótico que ensalza los valores de una España que lo fue todo y que en aquel momento empezó a perder cualquier prestigio que tuvo, Quevedo es capaz de plasmar como nadie ese sentimiento de decadencia.
Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados
de la carrera de la edad cansados
por quien caduca ya su valentía.
Salime al campo: vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados
que con sombras hurtó su luz al día.
Entré en mi casa: vi que amancillada
de anciana habitación era despojos,
mi báculo más corvo y menos fuerte.
Vencida de la edad sentí mi espada,
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.
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