Poemas tristes

Alguien dijo que los mejores poemas los ha escrito un corazón roto. La tristeza y la melancolía, tienen la cualidad de hacernos sentir incomprendidos después de haber experimentado grandes momentos de felicidad.

Leer un poema triste pareciera postergar nuestro sufrimiento, pero en realidad nos hacen entrar en una catarsis emocional. Saber que allí afuera, en el mundo existen personas que han experimentado los mismos sentimientos de dolor, irónicamente se convierte en nuestra única esperanza de resurrección emocional, porque nos hacen entender y aceptar esa otra parte de la vida de la cual vivimos huyendo constantemente: la tristeza.

Neruda logró resumir este pesar en una frase magistral “porque es tan corto el amor y tan largo el olvido”.

Si en este momento la tristeza anida en tu corazón, te recomendamos la lectura de este artículo en el que hemos seleccionado una serie de poemas tristes que hemos ordenado por categorías, para que sirvan de consuelo a tu pesar, además de ser ideales para que dediques a esa persona especial y le hagas saber que la echas de menos y que los días sin ella no tienen sentido alguno.

Poemas de despedida

El amor es la fuerza más poderosa que hace posible la magia de la vida, nadie puede vivir sin amor.

En algunas situaciones, cuando creemos haber encontrado a la persona que despierta en nosotros ese bello sentimiento de correspondencias efímeras, se apodera de nuestro ser una energía contagiosa que nos hace ver el mundo libre de cualquier angustia. Pero cuando la realidad nos golpea, y el amor pasa, se abre un abismo entre cielo y tierra que devora nuestros días.

En ese momento todo carece de sentido, nada logra saciar nuestro sufrimiento y algunos nos aventuramos a vaciar el dolor en una hoja en blanco en busca de respuestas, en busca un poco de fuerza que nos ayude a superar tan terrible ausencia.

Nada parece suficiente y cualquier esfuerzo resulta inútil, pero no para la poesía.

Ella nos escucha sin juzgarnos, nos entiende y nos reconforta, nos hace entender que nunca seremos de piedra, y hay que gritar cuando haga falta, reír cuando haga falta y sobretodo, saber llorar cuando haga falta.

La despedida – José Ángel Buesa

Con el poder de los recuerdos, la ruptura amorosa hace florecer con más fuerza los sentimientos que una vez fueron motivo de una felicidad infinita, asaltándonos la duda de si en realidad dimos nuestro mejor esfuerzo, permitiendo que reflexionemos más profundamente sobre nuestro futuro incierto.

Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste… No sé si te quería.
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.
Este cariño triste, y apasionado, y loco
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho… No sé si te amé poco;
pero si sé que nunca volveré a amar así.
Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.
Te digo adiós, y acaso, con esta despedida,
mi más hermoso sueño muere dentro de mí.
Pero te digo adiós, para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.

Quizás en otra vida – Mario Benedetti

Hay momentos de la vida en los que debemos decir adiós acaso sin querer decirlo, en los que solo nos queda el desconsuelo de haber hecho lo correcto, pero para sobrellevar la tristeza, nuestra mente y nuestro corazón se dan a la tarea de reinventar nuestro amor, quizás en otras circunstancias alentando la esperanza de que en un mañana, la despedida de hoy sea el comienzo que anhelamos.

Quizás en otra vida
juntos podamos
descubrir un primer
beso y hacer de algún
camino el cómplice
callado de nuestro
amor.

Quizás en otra vida
está soledad que hoy
sufro, sea sólo un
mal recuerdo y encuentre
de tu mano el amor.

Quizá en otra vida te
espere en una esquina,
tal vez con una rosa
y un te amo entre
los labios, quizás
abrace tu cintura, camino
a nuestro hogar…quizás
en otra vida.

Poema del renunciamiento – César Moncayo

Despedirse de un gran amor, es renunciar a la posibilidad de continuar sembrando instantes que serán eternos en nuestra memoria.

Renunciar a lo que fue, lo que ha sido y lo más duro, renunciar a lo que pudo haber sido, porque nadie nos dice que extrañar es el costo de los buenos momentos y en algún momento debemos despedirnos no sólo de ésa persona, sino de todo lo que ha dejado con su ausencia.

Hoy entendí,
Que no te perdí.

Que sigues estando allí,
Solo que es diferente.
Que puedo verte,
Solo que sin exaltarme.
Que puedo hablarte,
Solo que sin inmutarme.
Que puedo reír a tu lado,
Aunque todo parezca un absurdo.
Que puedo rozar tu cuerpo,
Sin soñar con poseerlo.
Que puedo charlar contigo,
Sin esperar un: te quiero.
Que puedo mirarte siempre,
Sin pensar en un mañana.
Que debo seguir mi rumbo,
Despachar a tu recuerdo.

Que estoy renunciando a todo,
Lo que me ata al pasado;
Porque siempre existe un modo,
De terminar lo que ha comenzado.

Poemas tristes cortos

Tarde o temprano a todos nos alcanza el dolor, sin importar nuestros actos o la pureza de nuestros sentimientos.

Leer a los poetas que han sido abatidos por la tristeza nos puede dar una idea de la dimensión del amor y de la enorme capacidad que tenemos los seres humanos de resurgir una y mil veces cual ave fénix de las cenizas de un viejo amor que se ha extinguido.

La muerte, esa fiel compañera que nos persigue a todos lados, es devastadora cuando se lleva a un amigo, un familiar o un ser querido.

En ese momento un poema puede ayudarnos a aceptar el duelo, encontrando la fortaleza necesaria en lo más profundo de nuestro ser. Compartir un poema triste con alguien que lo necesite puede ser nuestra mejor manera de contribuir en un momento de desconsuelo.

43 maneras de soltarse el pelo – Elvira Sastre

Este desgarrador poema muestra la ambivalencia poética del amor, en la que el ser querido, de carne y hueso se convierte en objeto amado, adquiriendo atributos que lo engrandecen por sobre los demás mortales, demostrándonos una vez más que el amor hace de cualquier villano un héroe y viceversa.

Te vi follar y fallar
y no sé cuándo me gustaste más:
si cuando te contemplé proclamándote diosa
o cuando te observé confesándote humana.

Sin tu latido – Luis Eduardo Aute

La soledad que conlleva la tristeza es tan desgarradora como los recuerdos que atormentan a quien ha sufrido una decepción amorosa.

Quien sufre, se aferra a revivir una y otra vez esos instantes de felicidad compartida que llenaron de ilusión cada rincón del futuro. En esos momentos, el mundo se detiene en una fotografía, todo a nuestro alrededor nos parece absurdo, todo carece de magia, todo duele, todo falta cuando falta el amor de quien se fue.

Ay, amor mío,
que terriblemente absurdo
es estar vivo…
sin el alma de tu cuerpo,
sin tu latido.
Sin tu latido {…}

Sin título – Frida Khalo

Existe también ese otro lenguaje del amor, el que esquivamos por un instinto natural de sobrevivencia, pero que es tan real como nosotros mismos.

La tristeza pone de manifiesto ese lenguaje que eclipsa nuestro mundo, al que constantemente pintamos de grises, trayendo la oscuridad en pleno mediodía difuminando toda posibilidad de soñar con un mañana soleado.

Siempre que hablo contigo
acabo muriéndome un poco más.

Poesía triste de la vida

La mayoría de las personas relacionan la tristeza como un sentimiento opuesto al amor, pero no siempre es así.

Los incomprendidos, aquellos para quienes la vida carece de sentido porque no brinda suficientes motivos para encontrar la felicidad sin depender de un factor externo, hacen de la existencia un campo de batalla permanentemente.

El amor es una trampa para desviar la atención de los débiles, argumentan las personas para quienes la existencia duele más que la muerte.

Estas personas tienen un gusto predilecto por los llamados poetas malditos que denuncian con su prosa las diversas máscaras que usa la tristeza minar la felicidad con nostalgias y melancolías.

La tempestad – Williams Shakespeare

Para las almas solitarias, la existencia carece de suficientes motivos para ir en busca de la felicidad.

Cada segundo es un estar alerta que desnuda la falsedad de un mundo que ve en el amor su única salida, cuando en realidad el amor es la principal puerta del sufrimiento.

El infierno está vacío
Todos los demonios están aquí.

Fragmento de Rayuela – Julio Cortázar

Los sentimientos son la verdad más difícil de pronunciar, no sólo por la carga emotiva que tienen, sino por la falta de recursos –palabras- para reflejar lo que sentimos.

Ciertamente las palabras logran acercarse a definir un sentimiento, pero por más que lo intenten siempre nos harán sentir que quedan en deuda con nuestro dolor, o nuestra felicidad.

Es por ello que la tristeza renace cada día, porque siempre nos queda una parte sin descubrir y describir.

Las palabras nunca alcanzan
Cuando lo que hay
Que decir
Desborda el alma.

Fragmento del retrato de Dorian Gray- Oscar Wilde

Qué cierto aquello de que nos enamoramos a causa de una sonrisa, una mirada, un hombro y eso nos basta para, luego, en largas horas de esperanza y tristeza fabricarnos una persona a la que amar.

Según esta lógica, el amor y la tristeza son artilugios que creamos en nuestros pensamientos para hacer más entretenida la vida.

Nosotros somos nuestro propio demonio,
Y nosotros hacemos
de este mundo
Nuestro propio infierno.

Poemas de tristeza y decepción

De la literatura, la poesía es el género que da cabida a exteriorizar los sentimientos y explorar la tristeza de manera insólita.

El dolor, el rencor, la pena, la frustración, la decepción, son emociones y sentimientos que siente el poeta y cualquier ser humano, por ello esa magia inexplicable del poema de comprendernos y consolarnos como nadie, porque se nutre de las más puras experiencias humanas que nos ayudan a soltar y superar el dolor.

Por siglos se ha escrito y se seguirá escribiendo sobre la tristeza, es un tema tan recurrente como el amor, pero mucho más complejo porque su experiencia suele resultar desagradable.

Podemos pasar por muchas etapas en un duelo, pero la única manera de superar la tristeza es hacerle frente y mirarla a los ojos, y para ello se debe explorar y agotar toda la tristeza que nos embarga.

Los poemas de tristeza y decepción, al ser leídos y releídos nos permiten reflexionar sobre una situación, ayudándonos a salir del abismo que nos hemos creado.

Al perderte – Ernesto Cardenal

Las mayores experiencias de tristeza y decepción ocurren cuando damos todo en una relación amorosa y a pesar de nuestro esfuerzo, terminan conduciéndonos al fracaso. Tarde o tempranos aprendemos eso, que la vida es perder lo que hemos ganado.

Perder amigos, familia, amores, e incluso, perdernos a nosotros mismos. No hay quien haya arriesgado su vida en el amor y haya salido ileso de tamaña osadía, así es que, como dijo el poeta Pablo Neruda, si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida, aunque en ocasiones, duela.

Al perderte yo a ti
tú y yo hemos perdido:
Yo, porque tú eras
lo que yo más amaba,
Y tú, porque yo era
el que te amaba más.
Pero de nosotros dos
Tú pierdes más que yo:
Porque yo podré amar a otros
como te amaba a ti,
Pero a ti no te amarán
como te amaba yo.

La herida – Luis Gonzaga Urbina

Y dijo el poeta: “en el amor y la guerra todo se vale, menos arrastrarse, en la guerra se muere de pie y en el amor se dice adiós con dignidad”.

En la tristeza, ciertos actos de soberbia son necesarios para conservar nuestra dignidad intacta, el tiempo nos demuestra que a la final, se trata de amor propio.

¿Qué si me duele? Un poco, te confieso
Que me heriste a traición; más por fortuna,
Tras el rapto de ira vino una
dulce resignación… pasó el exceso.
¿sufrir? ¿llorar? ¿morir? ¿Quién piensa en eso?
El amor es un huésped que importuna;
mírame como estoy; ya sin ninguna
tristeza que decirte. Dame un beso,
Así; muy bien; perdóname, fui un loco;
tú me curaste –gracias- , y ya puedo
saber lo que me imagino y lo que toco:
en la herida que hiciste pon el dedo;
¿Qué si me duele? Si: me duele un poco,
más no mata el dolor… no tengas miedo.

No dejo de pensar en ti – Charles Bukowski

Lo que nos decepciona en el desamor es saber que nuestro amor no fue correspondido.

Que todo nuestro afecto, nuestras atenciones, nuestros actos fueron en vano. Y es precisamente esa la razón por la cual no dejamos de evocar todos los momentos que vivimos al lado de esa persona que terminan doliendo tanto.

Pero pasará.

El dolor, el desamor, la tristeza, todo pasará; aunque no dejemos de pensar en ello, pasará.

No he dejado de pensar en ti,
Me gustaría decírtelo.
Me gustaría escribirte que te extraño
Y lo pienso.
Pero no te busco.
Ni siquiera te escribo.
No sé cómo estás.
Y extraño saberlo.
Tienes planes?
Has sonreído hoy?
Qué soñaste?
Sales?
A dónde vas?
Tienes sueños?
Has comido?
Me gustaría poder encontrarte.
Pero no tengo la fuerza.
Y tú tampoco.
Entonces nos quedamos esperando en vano.
Y pensemos en ello.
Y recuérdame.
Y recuerda que pienso en ti,
Que no lo sabes, pero te vivo todos los días,
Que escribo sobre ti.
Y recuerda que buscar y pensar son dos cosas diferentes.
Y yo te pienso
Pero no te busco.

Si en este momento la tristeza anida en tu corazón, te recomendamos, que la liberes, de cualquier manera, bajo cualquier método, ¡sácala de ti!

Escribe, canta, llora, lee. La poesía es la cura que sirve de consuelo a tu pesar, además de ser ideal para que dediques alguna frase, verso o poema que refleja lo que vives en tu interior a esa persona especial y le hagas saber que la echas de menos y que los días sin ella no tienen sentido alguno.

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